Familiares y amigos despiden a las víctimas del ataque
El bar Bling Bling en Cuautitlán Izcalli fue escenario de una tragedia que dejó seis jóvenes sin vida. Entre las víctimas, Octavio Mayen, Isaac Márquez y Fernando Vielman recibieron el último adiós de su comunidad, mientras el dolor y la tristeza envolvieron cada despedida. A continuación, se presenta una crónica del homenaje que los amigos y familiares brindaron a estos jóvenes en medio de un duelo colectivo.
Un cortejo en silencio y dolor
Desde la iglesia de San Francisco Tepojaco, el cortejo de Octavio e Isaac avanzó hacia el panteón del pueblo. Amigos y familiares caminaron en silencio, llevando fotografías de sus seres queridos y vestidos de negro. En la avenida San Francisco, los habitantes observaban en señal de respeto y se unían al dolor de las familias. Las cajas de madera, cargadas con los cuerpos de estos jóvenes, fueron llevadas con solemnidad mientras un centenar de personas se unían en un último adiós.
El ambiente se tornó conmovedor al escuchar los sollozos y lamentos. Con cada paso, el duelo se acentuaba; entre la multitud se alzaban abrazos, palabras de aliento y un sentido de solidaridad que unía a la comunidad. Los comerciantes y transeúntes se detenían, se persignaban y, en algunos casos, brindaban en memoria de estos jóvenes, chocando sus latas de cerveza como un gesto simbólico de despedida.
El recuerdo de los caídos
En el panteón, los féretros de Octavio e Isaac fueron colocados para que familiares y amigos ofrecieran sus despedidas finales. Una banda de mariachis entonó canciones mientras los presentes recordaban la vida de ambos. «No se vale, eran dos chamacos bien trabajadores», exclamó un amigo de la familia. Octavio, estudiante de Derecho, era recordado como un joven lleno de aspiraciones y sueños, mientras que Isaac, su primo, era visto como un muchacho trabajador y querido por todos.
La comunidad expresó su rechazo a la violencia que, de manera injusta, arrebató la vida de jóvenes con un futuro por delante. Aunque una de las líneas de investigación apunta a que el ataque iba dirigido a miembros de una célula criminal, las familias de las víctimas lamentaron que «agarraron parejo», dejando a varias familias devastadas.
Despedida a Fernando Vielman
Fernando Vielman, de apenas 15 años, también fue despedido entre lágrimas y recuerdos. Su cortejo se detuvo brevemente frente al bar Bling Bling, el lugar donde perdió la vida en el ataque. Allí, familiares y amigos encendieron veladoras y lanzaron flores al suelo en señal de respeto, dejando en el sitio una marca imborrable de su pérdida.
La presencia de Fernando en el cortejo fue un recordatorio de los sueños truncados de un joven solidario que, a pesar de su corta edad, ayudaba económicamente a su familia. «No era un mal chico, le gustaba divertirse, ayudaba en el camión de basura para ganar un poco de dinero», comentó Laura Jiménez, amiga de la familia. La tragedia que tocó su vida dejó una profunda herida en su comunidad, que lamentó la permisividad de algunos lugares que venden alcohol a menores.
Un luto que une a la comunidad
La plaza de San Francisco Tepojaco fue cubierta con una bandera negra a media asta en señal de luto. El ambiente era de tristeza y reflexión, mientras los habitantes se cuestionaban sobre la seguridad en su entorno y el impacto de la violencia. Algunos vecinos expresaron temor ante la posibilidad de nuevos actos violentos. “La comunidad está de luto y no es para menos”, comentó un vecino, recordando que estos jóvenes no estaban involucrados en actividades ilícitas.
La tragedia ocurrida en el bar Bling Bling enlutó a San Francisco Tepojaco y a todo Cuautitlán Izcalli. La comunidad sigue unida en el duelo y pide justicia para evitar que otros jóvenes pierdan la vida de manera tan trágica.