El festival Acamoto deja más que diversión
Cada año, durante el mes de mayo, Acapulco se convierte en el epicentro del evento conocido como Acamoto, una reunión masiva de motociclistas que, aunque fomenta el turismo y la ocupación hotelera, también ha sido señalada por sus consecuencias negativas. En su edición número 33, el festival Acamoto fue marcado por muertes, accidentes, violencia y contaminación, generando un saldo alarmante en el puerto guerrerense.
Multitudes difíciles de contener
Durante el evento, más de 10 mil motociclistas arribaron a Acapulco. Las cifras reportadas indican que la ocupación hotelera alcanzó el 81%, sin embargo, las autoridades fueron rebasadas por la magnitud del evento. Los operativos de seguridad se vieron limitados, y los desmanes no pudieron ser contenidos, a pesar de los llamados a la responsabilidad hechos por la alcaldesa Abelina López Rodríguez.
Un saldo mortal
Los datos oficiales reportan que al menos ocho personas perdieron la vida durante el festival. Entre los incidentes, se registraron accidentes por exceso de velocidad, derrapes fatales y un homicidio derivado de una pelea. En uno de los casos más trágicos, una mujer fue atropellada por un motociclista que realizaba piruetas en la avenida Miguel Alemán. Las víctimas incluyeron tanto a motociclistas como a ciudadanos locales.
Inseguridad y desorden
Durante el evento, 42 motociclistas fueron detenidos por infracciones, y se decomisaron 120 motocicletas por no contar con la documentación requerida, además de tres más reportadas como robadas. La falta de control provocó que la vialidad y la seguridad del puerto se vieran comprometidas durante los días del festival.
Huellas de basura en el paraíso
Tras la clausura del evento, más de 110 toneladas de basura fueron recolectadas en playas y avenidas. Solo el domingo siguiente, 18 toneladas de desechos sólidos fueron retiradas por personal de la Promotora de Playas y Servicios Públicos. El impacto ambiental de Acamoto se suma así a su ya preocupante costo humano.