Otra masacre sacude a la comunidad
La palabra masacre ha vuelto a sacudir a Guanajuato, uno de los estados más golpeados por la violencia en México. En esta ocasión, siete jóvenes fueron asesinados mientras participaban en una celebración comunitaria en San Bartolo, municipio de San Felipe. El hecho ha generado indignación, temor y una fuerte condena por parte de autoridades eclesiásticas.
Una noche de celebración terminada en tragedia
Lo que debía ser una noche de alegría y convivencia, en honor al Día de las Madres, terminó en horror. Los jóvenes se encontraban reunidos frente a la parroquia Nuestra Señora Reina de los Apóstoles, cuando fueron atacados con armas de alto calibre por sujetos armados que llegaron a bordo de una camioneta.
La masacre ocurrió alrededor de las 2:40 de la madrugada. Los cuerpos quedaron esparcidos en la plaza del poblado, entre juegos infantiles, macetas y el kiosco. A pesar de que las autoridades llegaron tras las llamadas de emergencia, las víctimas ya no contaban con signos vitales y los agresores habían huido.
Consternación y dolor en la comunidad
Horas después, los cuerpos fueron retirados por peritos y personal del Servicio Médico Forense. Mientras tanto, los pobladores limpiaron el área y encendieron veladoras en memoria de los jóvenes. Hasta el momento, se han identificado a varias víctimas, entre ellas Ángel (19 años), Braulio (25), y dos más con el mismo nombre de Ángel, así como jóvenes originarios de comunidades vecinas.
Este trágico hecho se suma a otro similar ocurrido el pasado 17 de marzo en San José de Mendoza, donde nueve personas fueron asesinadas en circunstancias parecidas. Ambos crímenes permanecen sin resolver.
La Iglesia alza la voz
El arzobispo de León, Jaime Calderón, y la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) han expresado su condena ante este nuevo acto de violencia. En un comunicado, se pidió no permanecer indiferentes ante “la violencia que lacera a tantas comunidades”. Se señaló que esta masacre es una muestra del deterioro del tejido social y la creciente impunidad.
El arzobispo también exigió que el crimen sea esclarecido, pero sobre todo, que este tipo de actos no se repitan. En sus palabras, la violencia ha desbordado la vida cotidiana de comunidades enteras, cobrando la vida de inocentes en el corazón de las celebraciones.
La esperanza de justicia permanece entre la tristeza.