El impacto de un linchamiento en Tekit
La violencia en Yucatán llegó a un punto crítico cuando, en un giro fatal de los acontecimientos, el linchamiento de un joven se sumó a un feminicidio que conmocionó a la comunidad. Los hechos se desarrollaron rápidamente en el pueblo de Tekit, dejando una estela de sufrimiento y desesperación.
Un feminicidio que desató la violencia
El lunes por la noche, la Fiscalía de Yucatán recibió el reporte de un crimen atroz: una mujer de 69 años, conocida como doña Candy, había sido asesinada en su hogar. Se trataba de un feminicidio cometido con un “arma contundente”. La noticia se esparció rápidamente y, en un clima de indignación, la hija de la víctima, Dulce María, expresó su dolor y rabia en redes sociales, pidiendo justicia para su madre.
La situación, sin embargo, no terminó allí. Apenas unas horas después, otro acontecimiento trágico tendría lugar en el mismo pueblo: el linchamiento de Alejandro, conocido como “El Wero”, quien fue señalado como el principal sospechoso del asesinato.
La turba y el linchamiento de «El Wero»
El joven, de 21 años, se encontraba refugiado en la casa de su madre cuando fue rodeado por una multitud enfurecida. A pesar de estar bajo custodia policial, fue arrebatado de las manos de las autoridades y arrastrado por los vecinos. La violencia se desató con rapidez: fue golpeado brutalmente y, finalmente, quemado vivo ante la impotencia de los oficiales que no pudieron intervenir.
Su madre, Leticia Canché, con lágrimas en los ojos, expresó su dolor por la injusticia. La comunidad, impulsada por el enojo, decidió tomar la justicia por su cuenta, sin esperar el debido proceso. “Me lo quemaron”, sollozaba, sin poder comprender cómo el odio pudo haber llevado a tal extremo.
Reacciones ante el linchamiento y la violencia
Las autoridades locales, lideradas por el gobernador Joaquín Díaz Mena, condenaron estos actos de violencia, subrayando que la justicia no debe ser administrada por la comunidad, sino por el sistema judicial establecido. A pesar de las reacciones oficiales, el daño ya estaba hecho, y la tragedia dejó una huella profunda en Tekit y en todo Yucatán.
La violencia, que ha golpeado a una de las regiones más pacíficas de México, abre un debate sobre el linchamiento como una respuesta a la frustración y la falta de confianza en las autoridades. En Yucatán, un estado que ha sido considerado como uno de los más seguros del país. Este incidente pone en evidencia que la violencia no tiene fronteras.