Incidentes durante la manifestación por Ayotzinapa
Un grupo de encapuchados causó destrozos significativos en varios establecimientos del Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. Este incidente se produjo en el marco de una marcha que reunió a miles de ciudadanos, quienes exigían justicia por la desaparición de 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa, ocurrida hace diez años.
Destrucción de establecimientos
Durante la manifestación, se rompieron cristales y se incendiaron las instalaciones de los hoteles Marriott y Holiday Inn, así como un Starbucks ubicado entre Reforma y la calle Estocolmo. Además, fueron afectados una sucursal del banco HSBC, el edificio de la aseguradora Profuturo, un gimnasio SmarFit y el banco Kapital Bank, entre otros. Las acciones de los encapuchados generaron caos y alarma en la zona.
Respuesta de las autoridades
Los miembros del Heroico Cuerpo de Bomberos fueron movilizados para atender las conflagraciones provocadas por los encapuchados, en colaboración con elementos de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil. También participaron integrantes del colectivo Marabunta, así como representantes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM).
Consignas de los manifestantes
Los manifestantes, que marchaban con pancartas y consignas como: “¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!” y “¡Si no hay solución es que hay corrupción!”, exigieron justicia y recordaron a los 43 estudiantes desaparecidos. Portaban carteles con los rostros de los estudiantes y frases como: “¡Ni perdón, ni olvido, castigo a los asesinos!”. Las banderas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) ondearon en medio de la protesta.
Una voz de resistencia
Entre los manifestantes se encontraba Juan Flores Méndez, un hombre de 80 años que, a pesar de la lluvia, avanzó cargando un letrero que demandaba justicia por los 43 desaparecidos. En entrevista, expresó que su presencia en la marcha era un acto de resistencia ante una “injusticia sin precedentes, que solo en México puede quedar bajo una total impunidad”.
Conclusión
Al final de la marcha, se escucharon tambores y trompetas, acompañados del personal de limpieza de la Ciudad de México que avanzaba para barrer las calles. Las camionetas con altavoces pronunciaron discursos sobre la falta de justicia y la necesidad de que se revelen más de 800 folios que contienen información crítica sobre el ejército y la marina del Estado de Guerrero. La manifestación se convirtió en un símbolo de la lucha por la justicia y la memoria de los estudiantes desaparecidos.