Cuatro personas asesinadas en Parque del Amor
La masacre ocurrida en inmediaciones del Parque del Amor, en Oaxaca, ha sido oficialmente confirmada por la Fiscalía General del Estado. El saldo fue devastador: cuatro personas fueron ejecutadas, entre ellas un niño, una mujer y dos hombres, incluyendo al líder transportista Juan Jahvé Luis Villaseca.
Ejecución directa a plena luz del día
Según el reporte oficial, las víctimas se trasladaban en una camioneta Ford Raptor cuando fueron interceptadas y agredidas con armas de fuego. El ataque fue perpetrado en una de las zonas más transitadas de la capital oaxaqueña, sin que se registrara una sola detención.
De acuerdo con la FGEO, no hubo fuego cruzado ni accidente vial. La agresión fue directa y deliberada, dejando clara la capacidad de operación de los grupos armados en espacios públicos.
Bloqueos y protestas tras el crimen
Después de que se confirmara el asesinato del líder transportista, el gremio reaccionó de forma inmediata. Taxistas, mototaxistas y transportistas de carga pesada bloquearon vías estratégicas como el periférico, colapsando el tránsito y exigiendo justicia.
La ciudad experimentó varias horas de caos urbano y tensión social, mientras las autoridades intentaban contener la situación. La violencia, una vez más, evidenció los límites del Estado para garantizar seguridad.
Camioneta asegurada, pero sin responsables
Durante las investigaciones, una camioneta posiblemente vinculada con la masacre fue localizada y asegurada. Este resultado fue producto de un operativo conjunto entre el Mando de Seguridad Metropolitana, el C4 y la Fiscalía Especializada.
Pese a estos esfuerzos, ninguna detención ha sido concretada. Las autoridades informaron que se continúa con el monitoreo aéreo y el análisis de videovigilancia, aunque la impunidad persiste como constante en este tipo de crímenes.
La violencia, fuera de control
Con la confirmación oficial de esta masacre, se refuerza la percepción de que la violencia en Oaxaca ha superado los límites de la tolerancia. El asesinato de un niño en una zona urbana, a plena luz del día, representa un punto crítico.
¿Quién ordenó el ataque? ¿Qué intereses se ocultan tras estos crímenes? La ciudadanía exige respuestas, pero el Estado, una vez más, parece no tenerlas.